LA
HISTORIA
Allende los tiempos pasaron muchas cosas en
los mundos mundiales.
Con el devenir de las lunas nuevas y ausentes
ya los VACCEOS, quedó el Cea, río de aguas dulces
y astutos barbos.
En sus orillas se asentaron los seguidores
de Facundo y Primitivo, Santos póstumos que perdieron
la cabeza por culpa de los romanos.
Con el transcurrir de la Histeria, las fértiles
riberas del Cea, a la altura del Puente Canto, recibieron la
visita de una abundante y variopinta representación de
razas y pareceres que fueron marcando su impronta hasta la última
subida de sueldo del Alcaide, Concejales y gente de mal vivir.
EL
BAILE:
Desde aquellos Abriles, donde el caracol era
el Rey de la Huerta y las gentes celebraban ante la Virgen pequeñina
los honores a San Marcos, el baile se consagró como el
exorcismo de los lumbagos, las artritis, reumas y perezas en
general.
En este clima lúdico la Tantárida,
también llamada Tantruénida, Flanfárida, Tanflárida, adoptó
como nombre científico TANTÁRIGA y se consumó como
el baile de los ribereños.
Del Cea al Araduey, de puente a puente y tiro
porque me lleva la corriente, bailaron hasta dejar los caminos
como la patena.
LA FIESTA:
En uno de aquellos bailes kilométricos,
se les fue la mano y sorprendióles la festividad de SAN JUAN,
que ya en su mocedad experimentó tantarígeo en sus pelines.
De aquellos deslices vienen estos regodeos
que año tras año ofrecen a San Juanín una Tantáriga
bien bailada.
Todos los Junios, gracias a las altas gestiones
de nuestro Marino Buen Sueldo, el día de SAN JUAN DE SAHAGÚN,
cae en día 12.
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